lunes, 22 de febrero de 2010

Contar historias, vivir historias

Si a diario mis días tendrían que ser de 30 horas para hacer todo lo que me propongo, el fin de semana revoluciona aún más mi vida.

Este viernes después del coloquio con Emilio Arroita me fui prontito a casa para descansar, que el sábado unos poquitos vividores nos fuimos al Congreso de Nuevas Generaciones de Zamora. Allí, en medio de un innovador formato, me dio por pensar que todo aquello era una gran paradoja. Resulta curioso que la mayoría de la gente que escucha tus historias ya está convencida de lo que dices. A ese joven que pasea por la calle pensando en sus problemas o en la fiesta de esa noche no le vas a convencer ya que sólo acudiría a un Congreso de Nuevas Generaciones si hay copas a dos euros.


El caso es que además de escuchar grandes discursos y comprobar que hay cosas aún más peligrosas que Zapatero haciendo propuestas anti-crisis, un Congreso sirve para lo más importante de todo; que es reunirte con aquellos con los que tanto compartes, tener la oportunidad de hablar con tus amigos, emprender la próxima actividad de tu organización, conocer a gente nueva o defender entre cañas que eso de que los jóvenes se marchan porque no hay trabajo no es un tópico.

Y allí, entre amigos, a unos cuantos kilómetros de mi casa, sin cazadores ni cazados, con una copa en la mano pero con una sonrisa en la boca decides que sí, que tenías razón cuando pensabas que son las personas a las que quieres y las anécdotas que vives las que hacen que la política merezca la pena.

2 comentarios:

  1. Mucha suerte en esta nueva aventura. Un abrazo, campeón. J. Moreta

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Jorge, siempre tan atento, yo también me he sumado a este gran mundo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar