Partidos como los de ayer son en los que te das cuenta por qué eres del Atleti. No por ganar, ni mucho menos, si no porque por muchos malos momentos que hayamos pasado siempre nos hemos levantado y hemos seguido. Un atlético nunca se rinde y por ese motivo celebras las victorias doblemente; por ganar y por todos los malos momentos.
Ayer la pugna no era entre el Liverpool y el Atleti; la discusión era si el Atleti volvería a ser el pupas o volvería 23 años después a una final europea. Hubiéramos ganado o hubiéramos perdido, el partido habría acabado con lágrimas en los ojos de los rojiblancos. Pero anoche fueron de alegría.
Gracias a Forlán por demostrar a tantos y tantos aficionados que lo han dado todo sin esperar nada a cambio, que a veces, muy de vez en cuando, si luchas por tus sueños se hacen realidad, y disfrutas mucho más.
FORZA ATLETI SIEMPRE
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