Es culto, inteligente y preparado. Cuenta con una trayectoria brillante en política y una dilatada experiencia en todas las administraciones. La gestión en Madrid le avala, consiguiendo una de las ciudades más modernas del mundo. Es una persona cercana, un político de calle que consigue mayorías absolutas. Domina la comunicación y tiene una imagen moderada y de centro.
Por la descripción que hago de él, no es muy dificil adivinar que Alberto Ruiz Gallardón es mi líder preferido en el Partido Popular y ayer no me defraudó. Tuve el placer de conocerle en persona y asistir a la rueda de prensa que ofreció en la sede del Partido Popular. Allí ofreció todo el apoyo a Alfonso Fernández Mañueco y se comprometió a trabajar entre Salamanca y Madrid, con especial atención en la conexión de Alta Velocidad que tanta falta nos hace, que Aznar proyectó y que Zapatero sólo ha estancado.
Pero además, en el acto ante un Palacio de Congresos abarrotado, nos soltó un brillante discurso sin leer ni una sola línea en el papel. Comenzó hablando de nuestra Universidad, de Unamuno y el Derecho de Gentes, de lo bella que es esta tierra y de nuestra brillante historia. Alberto Ruiz Gallardón nos contó que los socialistas nos querían impedir hablara de empleo, pero que en el Partido Popular no nos íbamos a resignar y nos dijo de forma rotunda que "el 22 de mayo es una oportunidad única para decir que España no se resigna". Tuvo importantes alusiones al concepto de España como nación y a su convicción personal de que saldríamos de esta... "esta crisis no es inevitable".
Se respiraba optimismo, ilusión y muchas ganas de trabajar. Gracias a Alberto Ruiz Gallardón por ser el espejo en el que muchos buenos políticos se miran día a día.
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