Entre todas las barbaridades que hemos visto hacer al Gobierno del Partido Socialista creo que esta medida se lleva la palma.
No sólo porque ataca de lleno a ricos y pobres indiscriminadamente, si no por lo perjudicial de su resultado, por lo equivocada de la decisión.
Desde el 1 de julio el tipo impositivo del Impuesto sobre el Valor Añadido pasa del 16% al 18% el normal y del 7% al 8% el reducido. Desde el punto de vista económico esto puede traer consigo tres opciones:
1- El empresario no sube precios porque los clientes no se lo pueden permitir. Él carga con la subida, por lo que tendrá que pagar más dinero a Hacienda del que pagaba antes. Resultado: menos dinero para las empresas, más dificultades, menos oportunidades para contratar trabajadores... y si hay menos trabajadores, el Estado paga más subsidios y se endeuda más. Al final baja la recaudación con menos trabajadores cotizando.
2- El empresario sube los precios, ya que a él también le cuesta todo más. Todos los españoles pagamos más por lo mismo. Menos dinero en nuestros bolsillos, es decir, disminuye el consumo, lo que conlleva más dificultades para las empresas y menos trabajadores. Resultado; más endeudamiento.
3- La subida la pagan tanto empresarios como consumidores; dificultades para los dos.
El dinero donde mejor está es en el bolsillo del ciudadano, porque así se lo podrá gastar y al empresario le permitirá tener la demanda necesaria para contratar trabajadores.
Si el Gobierno Socialista no se hubiera hastado nuestro dinero en las aceras del plan E ahora otro gallo cantaría.
"El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero... el dinero de los demás" Margareth Tacher.
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